En tiempos de poder hegemónico, clientelista y prebendario, en dónde muchas de las decisiones clave que incumben y afectan el presente y el futuro de todos los Argentinos se toman en la soledad de una alcoba de Olivos en la que se usurpa la voluntad del voto popular de octubre del año pasado, urge pasar de una etapa de resistencia republicana desarticulada y a veces caótica, con derrotas y victorias, a otra etapa de generación de consensos liminares que permitan generar una clara propuesta de futuro e inclusión para todos los habitantes del suelo patrio.
La sociedad Argentina, con sus muy diversos actores, y la política en particular, deben recuperar una capacidad de diálogo hoy prácticamente inexistente. Sin diálogo, no puede haber una posterior negociación de Políticas Públicas de Estado que puedan ser mantenidas por distintos gobiernos en el largo plazo.
La condición excluyente de rescate de la República es un acuerdo o consenso enmarcado en la ética en el ejercicio de la política y de la función pública. No se puede seguir tomando a los presupuestos nacional, provinciales o municipales como “botín de guerra” del grupo político (ya no es posible hablar de partido o partidos) que toma el poder por el voto popular y del capitalismo de amigos que se practica desde hace mucho tiempo. Los ejemplos sobran: fondos de Santa Cruz, la bolsa de la ex ministra Miceli, Skanska, otros gasoductos, la valija de Antonini, y el último y escandaloso ejemplo de la compra directa a China de vagones para el subte porteño ¡con sobreprecios del 160%!
Huelga aclarar que gran parte de los niveles de exclusión social, pobreza generalizada e inseguridad, se generan y explican por la mala utilización de los fondos públicos que se esfuman por corrupción.
Luego, es fundamental establecer acuerdos liminares en cuanto a fomentar, establecer y mantener tres políticas de estado: 1) una verdadera Democracia Republicana, 2) Planes de Desarrollo sustentable a mediano y largo plazo, y 3) un fuerte proceso de Inclusión Social que debe estar necesariamente atado a los dos puntos anteriores.
Tomemos como ejemplo la España de la Moncloa o lo que nos parezca mejor y sentémonos cuanto antes en una Mesa de Diálogo de Reconstrucción Nacional, aprovechando que la crisis financiera y de la economía real internacional, no da margen para improvisaciones de ninguna naturaleza.
La verdadera democracia republicana, no sólo implica división de poderes, sino que también incluye como factor fundamental la alternancia de los partidos en el ejercicio de las máximas magistraturas en los tres niveles de gobierno. La falta de control entre los distintos poderes del estado y el poder hegemónico, nunca le han dado buenos resultados a la Argentina en los últimos 80 años. Lo que si le han asegurado son crisis cíclicas cuando los “modelos” de visión cortoplacista se agotan por error de enfoque o corrupción, o ambas cosas a la vez.
Por el contrario, países latinoamericanos como Brasil, Chile y Uruguay, donde hay división de poderes y alternancia en quién detenta el poder ejecutivo, han tenido un mucho mejor desempeño en los últimos 30 años.
Ya no hace falta buscar ejemplos más lejanos para fijar políticas de estado que fomenten el desarrollo y el bienestar de todos los argentinos, asegurando nuestro futuro y el de las nuevas generaciones, sin exclusiones, y en un contexto de concordia y búsqueda del bien común.
* Concejal – Vicente López - Coalición Cívica – Unión por Todos
La sociedad Argentina, con sus muy diversos actores, y la política en particular, deben recuperar una capacidad de diálogo hoy prácticamente inexistente. Sin diálogo, no puede haber una posterior negociación de Políticas Públicas de Estado que puedan ser mantenidas por distintos gobiernos en el largo plazo.
La condición excluyente de rescate de la República es un acuerdo o consenso enmarcado en la ética en el ejercicio de la política y de la función pública. No se puede seguir tomando a los presupuestos nacional, provinciales o municipales como “botín de guerra” del grupo político (ya no es posible hablar de partido o partidos) que toma el poder por el voto popular y del capitalismo de amigos que se practica desde hace mucho tiempo. Los ejemplos sobran: fondos de Santa Cruz, la bolsa de la ex ministra Miceli, Skanska, otros gasoductos, la valija de Antonini, y el último y escandaloso ejemplo de la compra directa a China de vagones para el subte porteño ¡con sobreprecios del 160%!
Huelga aclarar que gran parte de los niveles de exclusión social, pobreza generalizada e inseguridad, se generan y explican por la mala utilización de los fondos públicos que se esfuman por corrupción.
Luego, es fundamental establecer acuerdos liminares en cuanto a fomentar, establecer y mantener tres políticas de estado: 1) una verdadera Democracia Republicana, 2) Planes de Desarrollo sustentable a mediano y largo plazo, y 3) un fuerte proceso de Inclusión Social que debe estar necesariamente atado a los dos puntos anteriores.
Tomemos como ejemplo la España de la Moncloa o lo que nos parezca mejor y sentémonos cuanto antes en una Mesa de Diálogo de Reconstrucción Nacional, aprovechando que la crisis financiera y de la economía real internacional, no da margen para improvisaciones de ninguna naturaleza.
La verdadera democracia republicana, no sólo implica división de poderes, sino que también incluye como factor fundamental la alternancia de los partidos en el ejercicio de las máximas magistraturas en los tres niveles de gobierno. La falta de control entre los distintos poderes del estado y el poder hegemónico, nunca le han dado buenos resultados a la Argentina en los últimos 80 años. Lo que si le han asegurado son crisis cíclicas cuando los “modelos” de visión cortoplacista se agotan por error de enfoque o corrupción, o ambas cosas a la vez.
Por el contrario, países latinoamericanos como Brasil, Chile y Uruguay, donde hay división de poderes y alternancia en quién detenta el poder ejecutivo, han tenido un mucho mejor desempeño en los últimos 30 años.
Ya no hace falta buscar ejemplos más lejanos para fijar políticas de estado que fomenten el desarrollo y el bienestar de todos los argentinos, asegurando nuestro futuro y el de las nuevas generaciones, sin exclusiones, y en un contexto de concordia y búsqueda del bien común.
* Concejal – Vicente López - Coalición Cívica – Unión por Todos
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