El senador provincial Daniel Expósito, vicepresidente del bloque CC-ARI de la Cámara Alta bonaerense, acaba de ingresar a tratamiento parlamentario, un proyecto de ley que apunta a lograr una reducción importante en la producción de basura domiciliaria. Expósito apuntó a “Empezar a abordar seriamente y de base, el problema que representa hoy la producción y destino que se le da a la basura en la provincia.” De aprobarse, todo envase plástico utilizado para alimentos y bebidas de consumo humano deberá reutilizarse. Los porcentajes de incidencia de ese material en la producción de basura son alarmantes.
“En los últimos años, en que los sitios de disposición final de residuos en el área metropolitana de Buenos Aires fueron colapsando, y el reclamo público fue haciendo evidente las irregularidades y la mala gestión de los residuos urbanos, muchas iniciativas de distintos sectores se hicieron públicas y autoridades y legislativos de la región intentaron paliativos y soluciones a las emergencias. Una de ellas fue la aprobación, en noviembre de 2006, de la Ley 13.592 de la provincia de Buenos Aires, disponiendo un mecanismo para la definición de sitios en la construcción de nuevos rellenos sanitarios. Al rechazo de los pobladores de varias localidades del conurbano e interior de la provincia, ante la probable elección de sitios para los proyectados Polos Ambientales Provinciales, se suman y vinculan los conflictos protagonizados por los vecinos de los Centros de Disposición Final con clausura ya efectivizada o inminente, indicativos de que el sistema actual está colapsando, dado que su gestión no cumple los requisitos ambientales necesarios para asegurar la calidad de vida que merece nuestra población provincial,” explicó el legislador.
La incidencia del plástico
Expósito explicó: “Los envases y embalajes constituyen entre el 40 y el 70% de los residuos que generamos en las ciudades. De modo que componen más de la mitad de la bolsa de residuos que desechamos, aunque no represente más del 30% del peso de ésa bolsa; se trata de artículos que mayormente tienen un solo uso, y en el precio del producto llegan a insumir hasta el 30% del total que pagamos. Aquello que se muestra como atractivo en los productos que se ofrecen a la venta, tiene efectos perjudiciales para el medio ambiente. A esto se suma un dato abrumador, el tiempo que demora en degradarse una aparentemente simple botella de plástico: de 100 a 1000 años.”
Responsabilidad empresaria
Expósito remarcó: “Los mayores beneficios de practicidad son para los comercializadores de los productos en cuanto que simplifican su transporte y los gastos asociados al retorno de un envase reusable. Es decir que al comercializador le es más barato y fácil envasar en plásticos descartables, que recuperarlos, reutilizarlos o reciclarlos. Y el costo de su disposición final y de su degradación lo paga la sociedad en su conjunto, y lo que es más grave la naturaleza a través de daños muchas veces irreparables. Debemos tener en cuenta que la recolección de RSU le insumen entre un 30 y 40% de sus presupuestos anuales a los municipios de nuestra Provincia.”
El legislador indicó además: “En medio de éste debate de costos reales, se suman por supuesto los negocios de las empresas que ya sabemos que muchas veces asociadas a funcionarios inescrupulosos, terminan esquilmando los fondos públicos municipales.”
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