Por Diego Rossi *
“Vivir con
lo puesto” dirían los ascéticos que quieren subsistir sin endeudarse ni rememorar
patacones; “Producir (recursos) por lo mismo que se consume” dirían los cultores
del equilibrio fiscal que como un corset se adoptó a partir de las recetas de
austeridad post-crisis que propuso la
Ley de Responsabilidad Fiscal, adherida casi como camino
único por las Provincias y la mayoría de los municipios bonaerenses.
Discursos y posicionamientos
La letanía
de ser “el contacto más cercano del Estado con el vecino”, y a la vez “los últimos
orejones del tarro” en el reparto de la torta, aplica a los discursos sobre los
gobiernos locales hasta el riesgo de ser devorados por la inmovilidad y la
falta de iniciativas. Constituir un proyecto colectivo con mirada crítica o
semi-funcional al poder de turno por lejos es la opción menos imaginada.
La
relación recursos-gastos no ocupó los primeros planos de la agenda política,
durante el extenso período de tasas de crecimiento de las economías locales en
sintonía fina con el crecimiento nacional, y la realización entre 2003 y 2008
de un Plan Nacional de obras inédito y diversificado en agua, cloacas,
pavimentos, plazas, accesos, escuelas, viviendas y reordenamiento urbano
(recuérdese como antecedente a la limitada “máquina de hacer pavimentos” del
gobernador Duhalde).
Los
alcaldes previsores aprovecharon los años de relativa bonanza con poca
inflación, para disciplinar algunas variables (como atar la recaudación de las
principales tasas a los gastos en recolección de basura, alzas salariales,
inversión y gasto en salud, mantenimiento urbano); empezaron a animarse a
aumentar las tasas (después del reto de Néstor en 2007, que retrotrajo el impuestazo
de Ituzaingó y otros, a cambio de transferencias discrecionales y
discontinuadas). Pero pocos se acordaron de pensar y pregonar la
autosustentabilidad municipal.
Ya en 2012,
el crónico déficit que afronta el Estado provincial (altamente dependiente de la Nación , al menos desde los
albores de la consolidación democrática) no le permite al Gobernador inventar
conejos o pintar de naranja realidades complejas y evidentes.
De poco
sirve ya al Ministerio de Economía provincial disfrazar de aumento en términos
absolutos las transferencias de recursos a los municipios, cuando la última
descentralización en recupero de deudas o gestión de impuestos data de 2002 y
2003, tiempos del Ingeniero Flotante Felipe Solá. No hubo voluntad de reconocer
mayores competencias, amén de la simpatía o verborragia del funcionario de
turno.
¿Es la coyuntura, amigo?
Si la
teoría del “viento de cola” es una Zoncera probada para el modelo nacional (ver
el tomo I de Aníbal Fernández), resulta al menos interesante su evaluación para
la estructura tributaria y financiera de la Provincia de Buenos
Aires. Fuertemente atada al ciclo productivo debido al alto porcentaje de
recursos percibidos por Ingresos Brutos, y altamente cautelosa y nada
progresiva en la actualización de valuaciones que fondean al Inmobiliario, la
estructura tributaria bonaerense es casi tan sensible a la economía como la
seguridad lo es a los noticieros.
El
proyecto de ley que establece aumentos en varios impuestos y eleva las
autorizaciones de endeudamiento al Poder Ejecutivo provincial consiste a esta
altura en un paliativo, casi un placebo.
La crónica
periodística dirá que “a pesar de que esas medidas vienen siendo reclamadas
desde hace largas semanas por los intendentes del propio oficialismo, el
proyecto quedó entrampado en la dura pelea política que se viene desarrollando
entre la Legislatura ”
(diario El Día, 5 de mayo). Aprobado el proyecto, producto de un acuerdo
de convivencia de “alianzas políticas negativas” sólo servirá para la
coyuntura, prolongando el status quo.
Ya sabemos
que el exceso de la emisión de bonos, que el megacanje y el súperblindaje no
son soluciones estructuralmente válidas. Las ideas escasean para cambiar la
situación de la Provincia ,
y los municipios están estancados o a la baja en el reparto de la masa
tributaria (que nunca superó el dígito porcentual).
Deberá
forjar el peronismo una corriente de opinión que priorice planes estratégicos
al estilo “nueva YPF”, y permita poner energías en cuestiones estructurales de
los habitantes de la Provincia ,
como el financiamiento de servicios universales (basura, saneamiento
ambiental), la reactivación de soluciones habitacionales, la mejora educativa y
la salud para todos.
A pesar de
las máquinas de (des) informar, será un deber político construir políticas de
Estado, también en la provincia de Buenos Aires.
* Asesor en
comunicación política y modernización de la gestión pública.
Ex Secretario de
Planificación y Economía de la
Municipalidad de San Fernando.
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