viernes, 18 de mayo de 2012

La crisis de recursos municipales persistirá a las tensiones políticas


Por Diego Rossi *

“Vivir con lo puesto” dirían los ascéticos que quieren subsistir sin endeudarse ni rememorar patacones; “Producir (recursos) por lo mismo que se consume” dirían los cultores del equilibrio fiscal que como un corset se adoptó a partir de las recetas de austeridad post-crisis que propuso la Ley de Responsabilidad Fiscal, adherida casi como camino único por las Provincias y la mayoría de los municipios bonaerenses.

Discursos y posicionamientos
La letanía de ser “el contacto más cercano del Estado con el vecino”, y a la vez “los últimos orejones del tarro” en el reparto de la torta, aplica a los discursos sobre los gobiernos locales hasta el riesgo de ser devorados por la inmovilidad y la falta de iniciativas. Constituir un proyecto colectivo con mirada crítica o semi-funcional al poder de turno por lejos es la opción menos imaginada.
La relación recursos-gastos no ocupó los primeros planos de la agenda política, durante el extenso período de tasas de crecimiento de las economías locales en sintonía fina con el crecimiento nacional, y la realización entre 2003 y 2008 de un Plan Nacional de obras inédito y diversificado en agua, cloacas, pavimentos, plazas, accesos, escuelas, viviendas y reordenamiento urbano (recuérdese como antecedente a la limitada “máquina de hacer pavimentos” del gobernador Duhalde).
Los alcaldes previsores aprovecharon los años de relativa bonanza con poca inflación, para disciplinar algunas variables (como atar la recaudación de las principales tasas a los gastos en recolección de basura, alzas salariales, inversión y gasto en salud, mantenimiento urbano); empezaron a animarse a aumentar las tasas (después del reto de Néstor en 2007, que retrotrajo el impuestazo de Ituzaingó y otros, a cambio de transferencias discrecionales y discontinuadas). Pero pocos se acordaron de pensar y pregonar la autosustentabilidad municipal.
Ya en 2012, el crónico déficit que afronta el Estado provincial (altamente dependiente de la Nación, al menos desde los albores de la consolidación democrática) no le permite al Gobernador inventar conejos o pintar de naranja realidades complejas y evidentes.
De poco sirve ya al Ministerio de Economía provincial disfrazar de aumento en términos absolutos las transferencias de recursos a los municipios, cuando la última descentralización en recupero de deudas o gestión de impuestos data de 2002 y 2003, tiempos del Ingeniero Flotante Felipe Solá. No hubo voluntad de reconocer mayores competencias, amén de la simpatía o verborragia del funcionario de turno.

¿Es la coyuntura, amigo?
Si la teoría del “viento de cola” es una Zoncera probada para el modelo nacional (ver el tomo I de Aníbal Fernández), resulta al menos interesante su evaluación para la estructura tributaria y financiera de la Provincia de Buenos Aires. Fuertemente atada al ciclo productivo debido al alto porcentaje de recursos percibidos por Ingresos Brutos, y altamente cautelosa y nada progresiva en la actualización de valuaciones que fondean al Inmobiliario, la estructura tributaria bonaerense es casi tan sensible a la economía como la seguridad lo es a los noticieros.
El proyecto de ley que establece aumentos en varios impuestos y eleva las autorizaciones de endeudamiento al Poder Ejecutivo provincial consiste a esta altura en un paliativo, casi un placebo.
La crónica periodística dirá que “a pesar de que esas medidas vienen siendo reclamadas desde hace largas semanas por los intendentes del propio oficialismo, el proyecto quedó entrampado en la dura pelea política que se viene desarrollando entre la Legislatura”  (diario El Día, 5 de mayo).  Aprobado el proyecto, producto de un acuerdo de convivencia de “alianzas políticas negativas” sólo servirá para la coyuntura, prolongando el status quo.
Ya sabemos que el exceso de la emisión de bonos, que el megacanje y el súperblindaje no son soluciones estructuralmente válidas. Las ideas escasean para cambiar la situación de la Provincia, y los municipios están estancados o a la baja en el reparto de la masa tributaria (que nunca superó el dígito porcentual).
Deberá forjar el peronismo una corriente de opinión que priorice planes estratégicos al estilo “nueva YPF”, y permita poner energías en cuestiones estructurales de los habitantes de la Provincia, como el financiamiento de servicios universales (basura, saneamiento ambiental), la reactivación de soluciones habitacionales, la mejora educativa y la salud para todos.
A pesar de las máquinas de (des) informar, será un deber político construir políticas de Estado, también en la provincia de Buenos Aires.

* Asesor en comunicación política y modernización de la gestión pública.
Ex Secretario de Planificación y Economía de la Municipalidad de San Fernando.

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