Un difícil análisis de la nueva situación
Pasados ya unos días de las elecciones parlamentarias, es hora de hacer un primer balance para intentar dilucidar de qué manera queda el panorama político en la provincia de Buenos Aires y en los respectivos municipios norteños.
A primera vista, el triunfo de Francisco De Narváez parece rotundo, no tanto por el impacto de los votos, sino por haber vencido al peronismo en el poder, casi sin estructura propia y basándose más que nada en una supuesta mala imagen de Néstor Kirchner y un deseo de “cambios” de parte de un amplio sector de la ciudadanía.
Esto, por lo menos, es lo que informaron, analizaron y nos repitieron, los periodistas que trabajan en los grandes multimedios asociados: fundamentalmente Clarín, con su canal 13, TN, el cable y sus repetidoras radiales; el propio de De Narváez con América (entre otros medios), Telefónica y Telefé, Canal 9 y La Nación, más Perfil, Crítica y Pierri con C 26. Como se sabe, este bloque uniforme prácticamente se viene jugando en un perfil definidamente opositor al actual gobierno.
Por otro lado, minimizan la pérdida en Página 12 y Canal 7, y en parte en C5N (donde un extraño pacto los hace opositores ideológicos, pero con cierta preservación de la figura presidencial).
En este panorama, por supuesto no hay demasiados matices, y los análisis independientes y sin compromisos hay que buscarlos con lupa. Por eso es que desde Prensa Libre tratamos de sumar voces distintas, sin ataduras comerciales o ideológicas, simplemente tratando de mostrar distintas realidades que sirvan para el análisis personal de los lectores, para que cada uno saque las conclusiones que quiera.
En la provincia de Buenos Aires
En una elección que finalmente se polarizó relativamente, tres fuerzas obtuvieron más del 88 por ciento de los votos válidos. Las diferencias más notorias se dieron en la elección a diputados nacionales donde De Narváez obtuvo el 34, 58%, contra el 32,11% de Kirchner y el 21,48% de Stolbizer; sorpresivamente, y en su primera elección, Sabbatella saco un nada despreciable 5,56%. El resto de los partidos tuvo resultados muy magros, por lo que se puede afirmar, como primera conclusión, que predominó el voto útil para quienes tenían posibilidades de lograr diputados.
Se puede arriesgar que más de un tercio de los lectores dijeron: los quiero a De Narváez, a Felipe Solá, a Gladys González y a Claudia Rucci (en su mayoría peronistas) en el parlamento; los quiero discutiendo proyectos, aprobando o rechazando leyes, legislando. Otro tercio consideró que era Néstor Kirchner y quienes respaldan su gobierno los que debían defender su política. El tercer resto se manifestó por Stolbizer y por Alfonsín, aunque un pequeño sector optó por Sabbatella, mientras que fueron pocos los que decidieron mantener su identidad aún a riesgo de no obtener cargos.
¿Pero qué cambió en el comportamiento electoral desde la última elección?
De aquí podrían surgir los datos más interesantes. A grosso modo se puede decir que el Frente para la Victoria dejó en el camino un 14% de votos, confrontando datos de la 1ª sección electoral, donde había obtenido más de un 47% (ahora el 33,21%). Unión Pro que había obtenido un 12,41% aumentó más del 20% (33,10). Y la Coalición Cívica también aumentó, en este caso en un 2% (del 17,33 al 19,47). Si a ello le sumamos que Nuevo Encuentro de Sabbatella obtuvo el 8,78%, el resto prácticamente no existió.
Pero saliendo ya de los números, analicemos el origen de los votos. Unión Pro esta vez fue en alianza con el peronismo provincial y llevaba al ex gobernador Solá en su lista. Si se recuerda a los hombres de Duhalde que fueron también en la lista, allí De Narváez se aseguró un apoyo importante. La mayoría de los peronistas con orientación duhaldista y menemista estuvieron con él, no tanto porque apoyaran al candidato sino porque era una forma de oponerse al enemigo interno (Kirchner en el peronismo). La estrategia podría haber sido: sumar para otro para que perdiera Kirchner y poder disputar en mejor posición la interna dentro de su partido.
Pero es probable también que los que habían votado por el Paufe de Patti en el 2007, al no poder presentarse lo hicieran esta vez por De Narváez (el mismo Patti lo había anunciado): representaron entonces un 3,08 % (siempre en la 1ª sección). La UCede tampoco se presentó y es probable también que sus votantes se inclinaran por el Pro (habían sacado un 3%).
El 14% de aumento que falta para llegar al 20 que se había señalado, lo aportó entonces en su mayoría el sector del peronismo que no había tenido otra opción en 2007.
La Coalición Cívica (el Acuerdo en realidad) sumó votos del radicalismo, (había sacado con UNA de Lavagna el 7,49%).
Entonces sobran votos: más del 5%... Pero ¿de dónde salió el 8 por ciento de Sabbatella? Probablemente de ese 5% y del sector de Pino Solanas que no se presentó (más del 2%) y de otros partidos menores.
Por supuesto que todo esto son sólo especulaciones, pero los números dan.
Uno se podría preguntar: ¿pero no hubo cambios de opinión? Tal vez no, tal vez sólo hubo un re acomodamiento. ¿Tal vez De Narváez gastó sus millones sin utilidad real? No tanto, porque su candidatura la consiguió y esa estrategia le permite posicionar su figura.
Claro que ahora falta saber si los que lo votaron para diputado lo votarán para gobernador, o estarán esperando su comportamiento como legislador (que ahora seguramente será seguido con mayor atención) para ver qué hacen.
El final de la historia mucho va a depender de quiénes sean los candidatos a gobernador (está vez un cargo ejecutivo) en 2011.
En definitiva, elucubraciones se pueden hacer muchas. ¿Quién puede estar realmente en la cabeza de los votantes?
Según este análisis es difícil saber quién ganó y quién perdió, pero no me diga que es traído de los pelos.
Queda para el lector la última palabra.
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