Por: Silvina Batakis
El
gobierno de la provincia de Buenos Aires, en su compromiso con la equidad y la
justicia social, impulsa una reforma tributaria que busca saldar una deuda
histórica con su ciudadanía. En efecto, sólo tendremos un sistema tributario
progresivo con la justa contribución de todos los sectores de la
sociedad.
La
falta de actualización del valor de la tierra rural es un problema estructural
de la provincia de Buenos Aires. De hecho, la única valuación fiscal importante
fue en 1955, cuando se llevó adelante el primer catastro. Pero desde entonces
diversos grupos de interés han presionado para evitar el revalúo de las
tierras.
Al
respecto, Salvador Treber recuerda el trágico intento de dos ingenieros del INTA
por realizar un catastro ecológico. En 1974, el general Perón decide encargar un
revalúo rural de todo el territorio nacional y solicita al Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria que lleve adelante esta tarea, en el entendimiento de
que la justa distribución de la carga tributaria entre todos los habitantes del
suelo argentino se puede realizar sólo conociendo el valor real del patrimonio
argentino. Ya durante su primer gobierno, Perón había realizado una gran
transformación del sistema tributario: se utilizaron las reformas modernizadoras
de la década del ’30 y se las llenó de un profundo contenido social y
redistributivo.
Entre
1974 y 1975, los especialistas del INTA lograron efectuar el catastro para las
provincias de Buenos Aires y Santa Fe, y se disponían a avanzar sobre el resto
de las provincias cuando se produjo el Golpe de Estado del “Proceso de
Reorganización Nacional” que interrumpió el proceso democrático. Todo el trabajo
realizado quedó trunco por órdenes de Martínez de Hoz: se destruyeron los
documentos y los dos ingenieros se convirtieron en “desaparecidos”, prueba
infausta del poder de unos pocos privilegiados para imponer sus intereses por
sobre los de la comunidad.
Lo
narrado no constituye un hecho aislado, sino que es reflejo de lo difícil que es
enfrentarse a los particularismos. Algunos economistas afirman que los severos
quiebres político-institucionales que sufrió nuestro país a lo largo de su
historia implicaron el triunfo de los sectores económicos con mayor poder en el
país y la destrucción del sistema productivo con equidad social establecido por
el general Perón, derrumbando con el eficaz accionar del establishment la
progresividad del sistema tributario.
Lamentablemente,
los sucesivos contextos históricos han impedido subsanar esta injusticia social
y, al no poder actualizar el valor fiscal de las tierras, los gobiernos
provinciales han utilizado coeficientes zonales de ajuste que provocan
importantes distorsiones al impuesto, eliminando su progresividad. Así es que el
mayor peso tributario recae sobre la industria manufacturera, mientras que el
sector rural se encuentra entre los sectores que menos aportan al fisco
provincial.
Este
sector no sólo se beneficia del comercio de granos y carnes a precios
ventajosos, sino que experimenta una ganancia patrimonial excepcional producto
de la valorización de sus tierras. En diez años, el valor de la tierra en
nuestra provincia aumentó en promedio 570%, sin su correlato en la valuación
fiscal. En 2011, el Impuesto Inmobiliario Rural representó el 2% de lo recaudado
por la provincia de Buenos Aires.
Por
eso, buscamos recuperar la progresividad tanto territorial como por tamaño de
las propiedades en el Impuesto Inmobiliario Rural. De esta manera, todos
podremos, en la medida de lo que es justo y equitativo, contribuir y ser parte
del progreso de nuestra provincia.
La
reforma del Impuesto Inmobiliario Rural que presentamos no tiene precedentes:
por primera vez en la historia se realiza un revalúo completo de la provincia,
sin ningún tipo de interferencia y respetando completamente el trabajo técnico
de Catastro.
Se
desgravan las “mejoras productivas” (silos, galpones, molinos, aguadas, etc.)
focalizando el impuesto inmobiliario rural sólo sobre la tierra y beneficiando
la actividad productiva, y se disminuye la carga sobre edificación rural
eximiendo a las viviendas rurales de menor valuación.
Con
esta modificación propuesta, un 62% de partidas (40% en hectáreas) disminuyen de
valor respecto a lo que están pagando en la actualidad, lo cual marca y reafirma
la necesidad de realizar las modificaciones propuestas.
Esta
reforma tributaria es un gran avance hacia una provincia con mayor distribución,
equidad y desarrollo. Implica una transformación profunda, que necesita de un
esfuerzo colectivo y del consenso social. Ser iniciadores de este cambio es la
gran responsabilidad que asumimos como gobierno de la provincia de Buenos
Aires.
Debemos
aprender de la historia y retomar aquellos principios que hicieron grande a
nuestra Argentina. Esto requiere de un compromiso de solidaridad social e
institucional, en procura de extender los beneficios del progreso económico a
toda la sociedad.
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