Antes de que el proyecto, que declara de interés público la producción y distribución de papel para diarios, fuera presentado en la cámara de diputados de la nación, referentes del Justicialismo Federal (que lideran Eduardo Duhalde y Felipe Solá), de la UCR, del PRO y de la Coalición Cívica (Elisa Carrió), adelantaron que votarán en contra.
En su argumentación abundaron ataques al gobierno: que quiere “controlar a la prensa”, “se quiere silenciar a los argentinos” (De Narváez), y que el tema Papel Prensa “no figura entre las prioridades del partido” (Gerardo Morales).
Sin embargo, corresponde recordar que Papel Prensa están en manos hoy de Clarín y La Nación, que venden el papel a sus competidores a mayor precio del que lo obtienen ellos mismos, que existen denuncias sobre la legalidad de la titularidad de la empresa y que los diarios del interior hace muchos años que protestan por un trato abusivo de parte de los propietarios.
Se sabe que el Estado es copropietario (en un 27%) de la empresa, que fue ideada en época de Onganía y que en principio de ella iban a participar 170 diarios de todo el país. A pesar de ello, diez años después, con el aval de la dictadura del genocida Videla, esos dos diarios se quedaron con el negocio, en desmedro de los que formaron el capital de la empresa con sus impuestos.
Hoy, todos los medios, grandes y pequeños, dependen de la “buena voluntad” de esos dos grupos para obtener la imprescindible materia prima. De no contar con ella estan obligados a importar el papel a un costo mucho mayor.
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Hace 10 años
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