En la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires se presentó un proyecto donde se solicita información relacionada con el uso masivo de glifosato y su incidencia sobre la salud humana, los animales y el medio ambiente.
Como se sabe, hay un fuerte lobby empresarial-mediático para extender el uso del Glifosato. Tanto es así que en un reciente editorial el diario La Nación (con poderosos intereses en el campo, al igual que el Grupo Clarín) se aboga por el uso indiscriminado con el argumento de que todavía no está probado su perjuicio para el ser humano, poniendo por encima de la vida el interés económico.
Por ello, es correcto que el diputado radical Aldo Mensi consulte en su iniciativa por la realización de “algún estudio epidemiológico solicitado para determinar el impacto o los efectos (nocivos o inocuos) del glifosato sobre los animales y los seres humanos”, y en este sentido “si se han efectuado consultas al CONICET, las Universidades del país, SENASA, INTA y/u otros organismos públicos o privados del país”.
También pregunta al gobierno de la provincia de Buenos Aires “si tiene conocimiento de estudios o investigaciones realizadas en otros países”; y acerca de “las clasificaciones relativas al grado de toxicidad del producto”.
“La incorporación y uso masivo del glifosato en la producción de agrocultivos, ha sido y es tema de preocupación en diferentes países y en distintos ámbitos de la provincia y de nuestro país, sean ellos institucionales, públicos o privados”, aseveró Mensi.
Seguidamente, el diputado de la sexta sección electoral advirtió, “cabe preguntarse si el aparente éxito es sustentable en el tiempo y si el uso de Round-up, nombre comercial del herbicida para cuya resistencia han sido genéticamente modificadas las plantas de soja, a mediano o largo plazo, no acarreará alteraciones genéticas responsables de daños irreversibles o trastornos en las futuras generaciones o efectos negativos que a corto plazo debamos lamentar”.
Y agregó, “se impone conocer si el producto resulta contaminante, si afecta el medio ambiente, y si puede o no provocar consecuencias en la salud de la población expuesta al mismo; de no comprobarse su benignidad, se necesita saber cuál es el grado de toxicidad”.
Finalmente, Mensi indicó “somos conscientes del uso que se le da al glifosato, del beneficio que la sustancia brinda a los agricultores, del incremento de las áreas y sembrados de soja en las provincias”, no obstante expresó “sabemos también que hay una variada cantidad de estudios y opiniones coincidentes o contradictorias vinculadas a su toxicidad”.
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