El antiguo (o antiguamente) periodista Joaquín Morales Solá, se despachó hoy en el matutino La Nación con un análisis político de las elecciones del domingo, propio de un desconocedor en materia política, o como si no tuviera un papel destacado, él mismo, en este fracaso. Porque lo primero que surge como notorio y a resaltar por cualquier observador más o menos objetivo, es que la oposición fue llevada de las narices a negar lo evidente, a esconder los datos positivos de la economía y a resaltar cualquier rasgo negativo de la sociedad, sin importar su real valor.
Después del título: “Una oposición incapaz y vapuleada”, Solá habla de “… una oposición vencida por el fuego amigo y por la vieja propensión social a votar con la economía como prioridad…”. Eso les tira las culpas en la cara, él, que se cansó de repetir desde sus columnas que todo estaba mal y que lo único que debía hacer la oposición era unirse para ir de contra.
El columnista de TN le achaca a la oposición el confiar en algunas supuestas verdades: “una sociedad supuestamente fatigada de las formas del kirchnerismo” (…) “de sus gastados íconos”, “de su reincidente autoritarismo”, “de sus distorsiones de la historia” (…) “de su módico afecto institucional”.
O sea, le achaca a la oposición haberle hecho caso a la prensa hegemónica. “¿Cómo nos creyeron?”, parece querer decirles, como si no tuviera nada que ver él, La Nación, Clarín y toda la prensa hegemónica, en el vano intento de esconder una realidad evidente. Increíblemente Solá dice, ahora, que existía: “una extendida sensación social de estabilidad económica, marcada por un alto consumo y por el crédito fácil.”
“¿Dónde quedaron aquellos tres tercios en los que se dividió el electorado nacional en 2009?”, se lamenta amargamente el viejo cronista del “Operativo Independencia” en Tucumán. “¿Qué fue de esos opositores? ¿Dónde están?”, llora y los ataca con saña: “Nada más que ambiciones personales, abundancia de mezquindades y rígidas cinturas políticas”.
“La oposición terminó ayer vapuleada y acorralada. Cristina Kirchner le sacó más de 30 puntos al que le siguió, Duhalde, y se colocó sobre un porcentaje de votos propios que le asegura, hoy por hoy, el triunfo en primera vuelta”. Esa frase, impensable en cualquier periodista opositor de Clarín y La Nación (o Perfil) hace unos días, hoy responde a un verdadero estado de crispación por parte de la espada guerrera de TN y La Nación; y el hombre, a su propio fracaso, lo atribuye finalmente a que: “La primera mandataria tuvo más astucia que sus opositores…”
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