Se sabe que diciembre es el mes de las fiestas y de los cambios. Ni que hablar cuando se trata de un año electoral.
Y los cambios se producen generalmente en las oficinas públicas, como ser las de la Municipalidad de Vicente López.
Es que el intendente Enrique García ya hace años que acostumbró a su gente a que las novedades a fin de año de renovación electoral, a veces son gratas y otras no.
Este año, por ejemplo, hubo cambios obligados en la Secretaría de Gobierno (a su frente estará el ex concejal Rubén Vecci) por el fallecimiento de su titular; el sustituto natural, la subsecretaria Marta Ferrara, pasará, si los indicios no fallan, a estar al frente de la Secretaría de Cultura, Deportes y Turismo (desplazando así a Alicia Cavallari de Granillo). Sorprendió el cambio, ya que sonaba para el puesto Alberto Expósito, un candidato más apropiado y con mayor consenso (que ahora se haría cargo de la subsecretaría de Acción Social, para la cual también se encuentra capacitado).
Una abogada como Ferrara, con experiencia política y jurídica, que proviene del Paufe –orientado por el ahora preso comisario Patti- un antigua alianza del actual oficialismo, no aparenta tener el perfil para el puesto pero, sorpresas puede tener la vida…
Otros que tendrán continuidad, después de haber asumido como concejales opositores (Recrear y Pro) y haberse desempeñado en sus puestos como oficialistas, son Aníbal Calafell y Arturo Stanic (todavía se recuerdan las palabras de este último en la puja preelectoral de hace unos años, cuando se declaraba el principal adversario de Enrique García, al que decía odiar con toda su alma).
Otros dos concejales, uno sindicalista del Frente para la Victoria, Juan Carlos Schenider, y otro del ARI, Viviana Esviza, ocuparían puestos en Inspección General y en Planes Alimentarios, respectivamente.
Muchos antiguos colaboradores dejarán de trabajar en el 2010, en particular aquellos de más avanzada edad. Algunos de ellos, por prestigio y trayectoria, deberían tener continuidad, ya que sería de muy mal ejemplo creer que a determinada edad las personas no tienen ya nada que ofrecer a la sociedad.
Pero lo más lamentable sería que se concretara la partida del escritor más prestigioso con que cuenta la zona norte: Rodolfo Alonso, quien más allá de su tarea específica, debe ser el símbolo literario del distrito, el faro que inspire a los futuros escritores y poetas. Para Vicente López, perder a Rodolfo Alonso significaría resignar un espacio vital para la cultura y la palabra, en favor de la chabacanería y el consumismo.
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