Lidia Papaleo, viuda de David Graiver, relató en una asamblea de accionistas de Papel Prensa S.A. los tormentos físicos y psíquicos a los que fue sometida, mientras estuvo secuestrada, para que traspasara a La Nación, Clarín y La Razón las acciones de la empresa que había pertenecido a su marido. Dijo que Ramón Camps y Miguel Etchecolatz asistieron a las sesiones de tortura y que sus secuestradores la llevaron en reiteradas ocasiones al edificio del diario La Nación para que se entrevistara con el entonces director de ese matutino, Bartolomé Mitre, y el actual CEO de Clarín, Héctor Magnetto. El testimonio de Lidia Papaleo compromete a estos dos y a otros directivos de ambos medios como partícipes de delitos de lesa humanidad cometidos en el marco del terrorismo de Estado.
José Pirillo, ex propietario del diario La Razón, expuso el jueves pasado ante accionistas del directorio de Papel Prensa, convocado por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Sin medias tintas, reveló las diversas maniobras irregulares realizadas en beneficio propio por los accionistas mayoritarios, Clarín, La Nación y La Razón. En su testimonio, también se refirió al acuerdo entre los tres diarios para no publicar nada contra la dictadura militar y a la intervención de Héctor Magnetto ante Jorge Videla, para facilitarle la “obtención de dos niños” a Ernestina Herrera de Noble.
José Pirillo: –La primera vez que vine a Papel Prensa fue el 3 de abril de 1985. Compré las acciones de La Razón el 29 de marzo de 1985. Fui informado por Patricio Peralta Ramos de los mecanismos que se habían utilizado para la supuesta compra de acciones. Le manifesté que yo no encontraba en la contabilidad de La Razón los aportes efectuados por este diario. Me contestó que no los iba a encontrar porque realmente no se habían hecho, sino que los aportes que debían hacer los tres diarios a Papel Prensa se habían efectuado vía retornos que pagaban las empresas constructoras de la planta de Papel Prensa. Dentro de los acuerdos previos que existían, me dijeron que uno era que los tres diarios no iban a publicar nada que atentase contra la Junta Militar. Fue en ese momento que le manifesté al señor (Héctor) Magnetto que yo le reconocía el carácter de gerente general, pero que existía un convenio de sindicación de acciones de los dueños de los tres medios y que, por consiguiente, le solicitaba la presencia o quería hablar con la señora Ernestina de Noble. Magnetto montó en cólera por mi postura y me dijo que él tenía suficiente poder como para representar a la señora de Noble porque era el albacea de los hijos de la señora de Noble y además él se los había gestionado ante Videla.
Guillermo Moreno: –Eso no quedó claro. ¿Qué?
Pirillo: –Que le había gestionado ante el general Videla la obtención de dos chicos, que no sé si son Marcela y Felipe, pero era lo que expuso en su momento. Los otros enfrentamientos que tuvimos en mi transcurso acá en Papel Prensa fue justamente por la apropiación que estaban haciendo los tres diarios en forma ilegal de los bienes de la empresa vía manipular el precio de venta a los tres diarios. Cuando se informa que se le vendía papel a 100 diarios, les quiero aclarar que la cantidad era irrisoria porque sumaban 350 toneladas mensuales, de casi 13.000 que se producían, de las cuales 8.500 se llevaba Clarín, 2.500 se llevaba La Nación, apenas 1.000 La Razón y el resto –unas 300 toneladas–, se les daba a ese número de diarios. Al ver lo exiguo de la cantidad, me pareció que era una burla en la memoria del balance decir que se proveía de papel de diario a 90 diarios del país. Tenían que haber puesto que eran dos o tres toneladas cada uno, porque ni Ámbito Financiero ni Crónica ni otros diarios recibían, salvo La Prensa, que recibía papel de la firma al mismo valor.La diferencia de precio que había en ese momento, nosotros pagábamos el papel a 320 pesos la tonelada. A raíz de una consulta que me hacen desde el gobierno de (Raúl) Alfonsín sobre cómo se resolvía este problema, le dije que era muy sencillo: era elevar el papel de Papel Prensa al mismo nivel que tenía Papel de Tucumán, con lo cual todos los medios iban a tener igualdad de precio. Así lo hizo García Vázquez. Concurrió a la Secretaría de Comercio, logró la resolución de 590 pesos la tonelada, o sea 30 pesos más barato que lo que era Papel de Tucumán; vino acá al directorio e impuso un precio arbitrario de 420 pesos, no 590, con lo cual Clarín, con el valor de 3,20 pesos tenía un diferencial mensual de 2.400.000 dólares porque era el mayor cliente que retiraba papel a ese precio.Mis discusiones con Magnetto vinieron justamente por ese tema. Yo sostenía que como cada diario tenía, y de acuerdo al convenio de sindicación, el 33% del poder, le correspondía el 33%de la producción de papel, y después que decidiera cada diario qué hacer con ese papel, si vendérselo a uno de los sindicados o venderlo libremente en el mercado. Pero lo cierto era que Clarín se llevaba más de 8.500 toneladas de papel. Ésa es la síntesis de lo que pasó en Papel Prensa. Yo fui despojado de mi diario por una maniobra que se hizo, porque en mayo del año 1987, después de haber hecho la ruptura de la affectio societatis con las dos empresas sindicadas acá en Papel Prensa y con el Estado Nacional, decidí publicar la historia de la familia Graiver, toda la historia que me habían contado de la entrega de los hijos de la señora Ernestina de Noble. El resultado fue que el 27 de abril de 1987 fui desapoderado del diario por un juez, que posteriormente vendió las acciones de Papel Prensa, cosa que no podía hacer. Le vendió a Clarín y La Nación, en un precio vil de 6 millones de dólares por el 13% del paquete accionario. Yo invitaría a que se fijen en qué monto contabilizaron los dos diarios la compra de ese 13%, y van a ver que hay una diferencia de más de 450%.
Extractado del diario Miradas al Sur del domingo 23 de mayo de 2010.
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