*Premio Nobel de la paz y vecino de San Isidro
Una y otra vez vuelven los personajes de turno; la diva del teléfono “Su”, reclama represión y pregona la pena de muerte para aquellos que supuestamente atentan contra la seguridad.
El mediático y divertido señor Tinelli y la señora de los almuerzos Mirtha Legrand tienen medios audiovisuales a su disposición y suman su reclamo y convocan a una reunión por la “seguridad”; están cansados y temerosos de que los pobres corten rutas, avenidas, y generen el caos ciudadano; están hartos de piqueteros que reclaman trabajo y seguridad para sus familias y la comunidad.
Los medios de incomunicación, comunican los desastres y anuncian el “Apocalipsis Now”; el Grupo Clarín y la Nación fogonean la campaña de desestabilizar al gobierno. La Pitonisa clama toda clase de calamidades y envía cartas a las embajadas, anunciando que la única garante institucional de la Nación es ella y nadie más.
Pretenden ignorar que el único garante de la democracia es el Pueblo. Josué de Castro, medico brasileño que fuera director de la FAO, en su obra La Geografía del Hambre dice: “Los pobres no duermen porque tienen hambre, y los ricos no duermen porque tienen miedo a los que tienen hambre”.
¿Cómo podemos trabajar y lograr que todos duerman sin sobresaltos y que, aquellos que más tienen, aprendan a compartir el Pan y la Libertad, con los que menos tienen?
Pero no, los personajes ricos y famosos televisivos reclaman “seguridad y mano dura contra los pobres”. Recuerdo a uno de mis profesores de filosofía, Galíndez, quien decía: “en el teatro griego los actores usaban máscaras y al terminar la función debían sacársela y volver a ser personas”. Hay personajes que continúan actuando y no quieren sacarse la máscara por miedo a ser personas. El profesor nos enseñaba: “es más difícil ser señor que doctor”.
Saquen sus conclusiones los personajes; es una buena lección. Hay que preguntarles porqué callaron cuando la Sociedad Rural y la Federación Agraria pararon el país durante 4 meses para desestabilizar y condicionar al gobierno y guardaron silencio frente a la voracidad económica del llamado “campo sojero y otras yerbas”; son quienes destruyen los montes y expulsan a los campesinos e indígenas; quienes durante el paro tiraron miles de litros de leche y alimentos de los camiones con acoplados en las rutas, mientras mas de 10 millones de compatriotas están en la pobreza. No pueden ignorar que los terratenientes y sus aliados imponen los monocultivos, la desertificación y contaminación, y todito esto lo hacen con total impunidad.
Pregunto: ¿Quién se hace responsable de las pérdidas sufridas por los afectados por el paro del campo? Deben saber que muchos sectores sociales trabajan y luchan contra la inseguridad; pero la visión y comprensión es distinta a la de los ricos y famosos...
¿Le preguntaron a un chico que vive en la calle, hambreado, castigado y marginado por una sociedad injusta, cuál es su seguridad? ¿Recorrieron alguna villa o asentamiento y preguntaron a los pobladores cuál es su seguridad? ¿Pensaron en los pueblos originarios a quienes los “empresarios del campo” les quitan las tierras, y los obligan a emigrar a la periferia de las grandes ciudades y formar piquetes para reclamar sus derechos?
Quienes acamparon 33 horas en la Avenida 9 de Julio no estaban ahí por gusto con sus bebes y niños; soportando frío, calor, presiones y la indiferencia social. Reclaman trabajo, no mendicidad; tuvieron el coraje de denunciar el clientelismo político de los municipios y a los punteros políticos y la falta de respuesta oficial.
El mismo reclamo se extiende en el país, como sucede en la Quiaca, cuando en enero cuatrocientos pobladores, la mayoría mujeres, se declararon en huelga de hambre con su hambre, para reclamar trabajo y condiciones de vida para sus familias.
La gente busca resolver sus problemas, y cuando no son escuchados por los responsables de los gobiernos provinciales y el gobierno nacional, se movilizan para lograr sus objetivos a través de acciones de resistencia no violentas.
En Tucumán hay “barrios privados”; sería bueno que los recorran aquellos que comen todos los días y tienen que hacer dieta para no engordar y se “sacrifican en el gimnasio”.
Comprobarán que han proliferado los “barrios privados”. Privados de luz, de agua, de asfalto, de escuela, de salud, de trabajo y de seguridad. Más privados imposible.
¿Se olvidaron del saqueo del 2001 y 2002, que sufrió el pueblo cuando sacaron todo el capital del país y dejaron a muchos con una mano adelante y otra atrás, y los ahorristas en el corralito vieron esfumarse sus ahorros?
Necesitamos hacer un esfuerzo todos los sectores sociales, culturales, políticos y religiosos para recomponer el cuerpo social y no para destruir. Hay que aprender de los trabajadores de las fábricas recuperadas y de los campesinos, pequeños productores rurales; son ejemplos de resistencia social y tienen propuestas concretas.
Se está desatando una campaña con ánimo golpista; vemos una exacerbación permanente para desestabilizar al gobierno y provocar la violencia desde lo verbal a lo social y estructural. Critican hasta los 180 pesos por niños. Cualquier cosa que hace el gobierno está mal, pero no proponen nada mejor.
Los medios de comunicación manipulan la información y aumentan las tensiones y conflictos; reclaman “libertad de prensa", confundiéndola con "libertad de empresa”, gritan y vociferan contra la Ley de Medios Audiovisuales. Callaron durante 25 años la ley impuesta por la dictadura militar, con la cual estaban conformes porque les garantizaba el monopolio de los medios y control de la información del país.
Estamos frente a un “aquellare político y social” que pocas veces vivió el país, cargado de fuerte virulencia contra el gobierno. Es preocupante y peligroso. Soy crítico del gobierno y lo manifiesto públicamente; hay acciones políticas contradictorias que no comparto por su incoherencia entre el decir y el hacer; pero hay que encontrar alternativas sociales, culturales, económicas y políticas.
Hace tiempo que se siente un fuerte olor podrido en el ambiente, cargado de palabras devaluadas y violentas, que van más allá de ser oposición política; se siente mal olor al estilo hondureño que pone en riesgo la democracia.
Al gobierno hay que sostenerlo, más allá de si estamos o no de acuerdo con su política, personalmente no lo estoy, y reclamarle y exigirle que corrija los errores políticos que atentan contra el pueblo; reclamarle transparencia y ética en el ejercicio de su función y gobernabilidad.
Los que disponen de medios de comunicación tienen la responsabilidad de actuar con sabiduría y prudencia y no utilizarlo con actitudes golpistas.com. El otro camino es la complicidad para provocar la ingobernabilidad y enfrentamiento entre argentinos.
A los pregoneros que pretenden imponer la represión y la pena de muerte hay que decirles que son caminos del autoritarismo y regímenes dictatoriales que ha sufrido el país y el continente. No hemos luchado y sufrido para retroceder. El costo fue altísimo y las heridas aún duelen
Es necesario recomponer el cuerpo social y encontrar caminos superadores hacia un nuevo “Contrato Social” con nuestro pueblo y defender los espacios de libertad.
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