Para la justicia electoral provincial, la profusión de las listas colectores en el conurbano retardará sensiblemente el recuento de votos en las elecciones del 28 de junio.
Como ya explicó Prensa Libre en una nota anterior, las colectoras son aquellas listas que tienen los mismos candidatos para diputados nacionales y provinciales, pero que difieren en los cargos para concejales. Y esto se da, porque a pesar de los acuerdos de cúpula (los casos más notorios son De Narváez, Solá, Macri, o Stolbizer, Carrió, Cobos, socialistas), en los municipios los arreglos no son tan sencillos porque existen diferencias insalvables entre quienes pretenden ser elegidos como concejales.
Por ese motivo, al haber tantas listas por abajo (que en cierta forma suplantan a las elecciones internas), producto también de alianzas impensadas poco tiempo antes, todo se complica. Las últimas semanas fueron de presentaciones, impugnaciones, acuerdos y desacuerdos, que llevaron a estirar los plazos de ratificación de listas.
Más allá de la cantidad de partidos que se presenten en estas elecciones, para el escrutinio el día 28 habrá que tener en cuenta que las principales fuerzas se dividirán, en el orden municipal, en dos o tres ramas que habrá que contar aparte para dirimir la cantidad de concejales que le correspondan.
Por todo ello se retarda la aprobación de listas, la presentación de candidatos y, lo que es más importante para el votante independiente: no sólo no se sabe en algunos casos quiénes serán los candidatos, sino que mucho menos se tiene idea de qué es lo que harán desde los puestos que consigan.
Porque en definitiva, lo que realmente deberá importar no es la adhesión a determinados lineamientos nacionales, que deberá resolverse en las legislaturas nacionales y provinciales, sino qué es lo que se hará con las calles, con los autos, con la salud, con la educación, con la recolección de residuos, con la iluminación, con los espacios verdes, con la cultura, con la seguridad, con la producción, en el barrio de cada uno.
¿Acaso no se eligen concejales e intendentes para que se ocupen de los problemas cotidianos?
¿Será posible entonces votar por quienes no se sabe qué es lo que va a hacer por el barrio?
Por eso el vecino deberá estar atento en estos días por lo que ocurre alrededor y no tanto por las chicanas y declaraciones altisonantes que se puedan producir en los multimedios. Es en el barrio donde se juega su destino inmediato, y es allí donde deberá presionar para que definan su programa los candidatos locales.
Porque votar a una lista por lo que parezca ser un político mediático, puede significar mañana encontrarse con un incapaz o un aprovechado destruyendo la calidad de vida local… Y no sería la primera vez ¿No le parece?
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